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8 de março de 2018 às 09:15 20 views —¿Qué sucede? —Malfoy me ha quitado mi Recordadora, profesora. Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la Recordadora sobre la mesa. —Sólo la miraba —dijo, y se alejó, seguido por Crabbe y Goyle. Aquella tarde, a las tres y media, Harry, Ron y los otros Gryffindors bajaron corriendo los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a su primera clase de vuelo. Era un día claro y ventoso. La hierba se agitaba bajo sus pies mientras marchaban por el terreno inclinado en dirección a un prado que estaba al otro lado del bosque prohibido, cuyos árboles se agitaban tenebrosamente en la distancia. Los Slytherins ya estaban allí, y también las veinte escobas, cuidadosamente alineadas en el suelo. Harry había oído a Fred y a George Weasley quejarse de las escobas del colegio, diciendo que algunas comenzaban a vibrar si uno volaba muy alto, o que siempre volaban ligeramente torcidas hacia la izquierda. Entonces llegó la profesora, la señora Hooch. Era baja, de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón. —Bueno ¿qué estáis esperando? —bramó—. Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido. |
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