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14 de março de 2023 às 17:00 44 views
Harry echó el polvo de escarabajo en el caldero y se puso a cortar las —Así que te advertiré algo, Potter —prosiguió Snape, con la voz aún más suave y ponzoñosa—, seas o no una diminuta celebridad: si te pillo volviendo a entrar en mi despacho... —¡Yo no me he acercado nunca a su despacho! —replicó Harry enojado, olvidando su fingida sordera. —No me mientas —dijo Snape entre dientes, perforando a Harry con sus insondables ojos negros—. Piel de serpiente arbórea africana, branquialgas... Tanto una como otra salieron de mi armario privado, y sé quién las robó. Harry le devolvió la mirada a Snape, intentando no pestañear ni parecer —No sé de qué me habla —contestó Harry fríamente. —¡No estabas en el dormitorio la noche en que entraron en mi despacho! —le dijo Snape en voz baja—. ¡Lo sé, Potter! ¡Y aunque Ojoloco Moody haya ingresado en tu club de admiradores, no por eso toleraré tu comportamiento! Una nueva incursión nocturna en mi despacho, Potter, ¡y lo pagarás! —Bien —repuso Harry con serenidad, volviendo a sus raíces de jengibre— , lo tendré en cuenta por si alguna vez siento impulsos de entrar. Hubo un brillo en los ojos de Snape. Se metió la mano en la túnica negra, y por un momento Harry temió que sacara la varita y le echara una maldición allí mismo. Luego vio que lo que sacaba era un pequeño tarro de cristal con una poción que parecía agua. Harry la observó. —¿Sabes qué es esto, Potter? —preguntó Snape, y sus ojos volvieron a brillar malévolamente. —No —respondió Harry, aquella vez con total sinceridad. —Es Veritaserum, una poción de la verdad tan poderosa que tres gotas Harry no dijo nada. Una vez más, volvió su atención a las raíces de Llamaron a la puerta de la mazmorra. —Pase —dijo Snape en su tono habitual. Toda la clase miró hacia la puerta. Entró el profesor Karkarov y se dirigió a la mesa de Snape, enroscándose el pelo de la barbilla en el dedo. Parecía nervioso.
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