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11 de janeiro de 2019 às 07:24 29 views —Sentaos —dijo ella, y los dos se retiraron a dos sillas que había al lado del fuego—. Explicaos —añadió. Sus gafas brillaban inquietantemente. Ron comenzó a narrar toda la historia, empezando por la barrera de la estación, que no les había dejado pasar. —... así que no teníamos otra opción, profesora, no pudimos coger el tren. —¿Y por qué no enviasteis una carta por medio de una lechuza? Imagino que tenéis alguna lechuza —dijo fríamente la profesora McGonagall a Harry. Harry se quedó mirándola con la boca abierta. Ahora que la profesora lo mencionaba, parecía obvio que aquello era lo que tenían que haber hecho. —No-no lo pensé... —Eso —observó la profesora McGonagall— es evidente. Llamaron a la puerta del despacho y Snape la abrió, más contento que unas pascuas. Era el director, el profesor Dumbledore. |
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