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4 de março de 2018 às 07:40 25 views —Entrad —dijo— Atrás, Fang. Los dejó entrar, tirando del collar de un imponente perro negro. Había una sola estancia. Del techo colgaban jamones y faisanes, una cazuela de cobre hervía en el fuego y en un rincón había una cama enorme con una manta hecha de remiendos. —Estáis en vuestra casa —dijo Hagrid, soltando a Fang, que se lanzó contra Ron y comenzó a lamerle las orejas. Como Hagrid, Fang era evidentemente mucho menos feroz de lo que parecía. —Éste es Ron —dijo Harry a Hagrid, que estaba volcando el agua hirviendo en una gran tetera y sirviendo pedazos de pastel. —Otro Weasley, ¿verdad? —dijo Hagrid, mirando de reojo las pecas de Ron—. Me he pasado la mitad de mi vida ahuyentando a tus hermanos gemelos del bosque. El pastel casi les rompió los dientes, pero Harry y Ron fingieron que les gustaba, mientras le contaban a Hagrid todo lo referente a sus primeras clases. Fang tenía la cabeza apoyada sobre la rodilla de Harry y babeaba sobre su túnica. Harry y Ron se quedaron fascinados al oír que Hagrid llamaba a Filch «ese viejo bobo». |
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