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24 de janeiro de 2018 às 09:31 25 views Se fue. —No sé por qué está tan triste —comentó Ron—. Si yo hubiera traído un sapo lo habría perdido lo más rápidamente posible. Aunque en realidad he traído a Scabbers, así que no puedo hablar. La rata seguía durmiendo en las rodillas de Ron. —Podría estar muerta y no notarías la diferencia —dijo Ron con disgusto— . Ayer traté de volverla amarilla para hacerla más interesante, pero el hechizo no funcionó. Te lo voy a enseñar, mira... Revolvió en su baúl y sacó una varita muy gastada. En algunas partes estaba astillada y, en la punta, brillaba algo blanco. —Los pelos de unicornio casi se salen. De todos modos... Acababa de coger la varita cuando la puerta del compartimiento se abrió otra vez. Había regresado el chico del sapo, pero llevaba a una niña con él. La muchacha ya llevaba la túnica de Hogwarts. —¿Alguien ha visto un sapo? Neville perdió uno —dijo. Tenía voz de mandona, mucho pelo color castaño y los dientes de delante bastante largos. —Ya le hemos dicho que no —dijo Ron, pero la niña no lo escuchaba. Estaba mirando la varita que tenía en la mano. |
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