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15 de outubro de 2023 às 06:44 16 views
—¡A Dumbledore! —dijo el señor Crouch con voz ahogada. Agarró a Harry de la tela de la túnica y lo atrajo hacia él, aunque los ojos miraban por encima de su cabeza—. Tengo... que ver... a Dumbledore... —De acuerdo —contestó Harry—. Si se levanta usted, señor Crouch, —He hecho... idioteces... —musitó el señor Crouch. Parecía realmente —Levántese, señor Crouch —le indicó Harry en voz alta y clara—. El señor Crouch dirigió los ojos hacia él. —¿Quién... eres? —susurró. —Soy alumno del colegio —contestó Harry, mirando a Krum en busca de ayuda, pero éste se mostraba indeciso y nervioso. —¿No eres de... él? —preguntó Crouch, y se quedó con la mandíbula —No —respondió, sin tener la más leve idea de lo que quería decir —¿De Dumbledore...? —Sí. Crouch tiraba de él hacia sí. Harry trató de soltarse, pero lo agarraba con demasiada fuerza. —Avisa a... Dumbledore... —Traeré a Dumbledore si me suelta —le dijo Harry—. Suélteme, señor —Gracias, Weatherby. Y, cuando termines, me tomaría una taza de té. Mi mujer y mi hijo no tardarán en llegar. Vamos a ir esta noche a un concierto con Fudge y su señora. —Crouch hablaba otra vez con el árbol, completamente ajeno de Harry, que se sorprendió tanto que no notó que lo había soltado—. Sí, mi hijo acaba de sacar doce TIMOS, muy pero que muy bien, sí, gracias, sí, sí que me siento orgulloso. Y ahora, si me puedes traer ese memorándum del ministro de Magia de Andorra, creo que tendré tiempo de redactar una respuesta... —¡Quédate con él! —le dijo Harry a Krum—. Yo traeré a Dumbledore.
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