20 de janeiro de 2020 às 16:18
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Se dice que la calurosa pero hermosa ciudad del suroeste de Estados Unidos, Phoenix, Arizona es hogar de las mentes más poderosas del país, y no estamos hablando precisamente de doctores, científicos o matemáticos. Casa de una de las escuelas de arte más prestigiosas del continente Americano, a la cual solo aquellos con talento inimaginable y fortunas incontables son recibidos. Los chicos que merodean por El Centro de la ciudad albergan lo imposible, lo inimaginable dentro de sus pequeñas cabezas, al final resultó ser más practico de lo que muchos de ellos esperaban.
Corria el verano del 2016, una fiesta en la casa de vacaciones de los Franz-Rukeyser, parte de la elite de todo el suroeste Americano, provenientes del enorme Texas, donde los menores de la familia de curiosamente politicos se albergaba. Oh pero que error habían cometido, aquel día quedaría en la memoria de ocho de los estudiantes más admirados del Instituto como un suceso que quizá jamás pudieran olvidar ¿Los testigos? nada más que el cielo estrellado de una noche de medio verano y el circulo cerrado de estos muchachos, al final jamás se supo de un muerto que hablase.
Esther celebraba el final del año escolar para así volver a su natal Oregon a la semana siguiente, de acuerdo a sus conocidos la rubia de apenas 19 años era una chica dulce e inocente, un rayo de sol. Para Andrew Franz Esther no era nada más que una chica atractiva más del instituto, bastante, pues sería su atractivo físico lo que la llevaría a su muerte.
Eran alrededor de las dos de la madrugada, Andrew había estado tras de Esther durante todo el año escolar y veía aquella noche como su perfecta oportunidad para hacer lo que todo chico de universidad desea cuando se tiene a la joven más bella frente a el. En vista de su rotundo rechazo este y sus amigos habían optado por la opción más fácil, meter una droga en la bebida de la joven. Para las cuatro am Andrew y los involucrados se vieron frente a una situación en la cual nadie quisiera estar. Una joven medio vestida tendida sobre algodón egipcio en una cama King Size, sangre corriendo por la nariz, una sustancia blanca por su boca, el corazón de Esther había parado de latir gracias a una sobredosis inducida por Andrew y sus cómplices.
Quien iba pensar que sería la creatividad que abundaba entre ellos lo que ayudaría a cubrir las manos sucias de Andrew, deslizándolo a el y a sus compañeros de la tragedia, haciendo ver el evento como algo inducido por la propia Esther con el fin de acabar con su propia vida. Todos lo creyeron y frente a un sol emergente entre las montañas del desierto, Andrew y los otros siete habían jurado jamás mencionar una palabra sobre aquello, hasta que noticias sobre aquella noche comenzaron a circular por los pasillos de la universidad
Un noveno testigo, un infiltrado, o una traición
The Art School Kids
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