staywithme

20 de setembro de 2019 às 07:18 25 views

Cuando te hagas mayor, te darás cuenta de que las personas con las que la vida te vaya cruzando están rotas. Todas y cada una de ellas están incompletas; les falta alguien. O algo. Perdido, olvidado o robado.

A algunas de ellas les hicieron la inocencia añicos con una excusa de todo a cien. A otras les robaron la ilusión con palabras que nunca han vuelto a llenar la soledad a la que se tuvieron que mudar sin quererlo. Incluso hay quienes perdieron la esperanza en alguna causa perdida a la que nunca encontraron respuesta.

No encontrarás las grietas, las goteras ni los remiendos tras gafas de sol polarizadas ni bajo el maquillaje que esconde noches en vela viviendo bajo sus párpados. Intentarán esconderlo todo bajo una felicidad imposible de fingir, frágil como el cristal de Bohemia.

Por eso, mírala a los ojos. No la veas, mírala. Fijamente y sin pestañear. Y háblala, pero sobre todo, escúchala. Quédate en silencio, deja que se quite los filtros, el perfil y te mire de frente.
Siéntela. Coge sus manos y acarícialas. Hazla saber que no está sola, que no vas a hurgar en sus heridas.

Emociónala. Besa su frente con la suavidad de un niño que aún no sabe de qué va todo esto.
Huélela. Sumérgete en su pelo y respira al compás de sus fracasos.

Abrázala. Tan fuerte que le rompas los miedos y la reinicies de nuevo. Une sus derrotas y demuéstrale que el partido aún no ha terminado.

Ilumínala. Sin miedo a deslumbrarla y que huya. Enfócate sobre todos los muros que la apagan para que vea la salida.

Ámala. Sin preguntas, con cicatrices, sin respuestas, con futuros, sin pasados, con cariño, sin prisas, con ganas, sin frenos, con sueños, sin miedos.

Hazlo. Tú. Sin esperar nada a cambio. Como si te fuese la vida en ello. Porque te va, créeme.”