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24 de julho de 2021 às 09:01 16 views
Ron, Dean y Neville decidieron que, ya que se habían despertado, podían aprovechar para abrir los regalos. Harry se volvió hacia Dobby, que seguía de pie junto a la cama, nervioso y todavía preocupado por el susto que le había dado a Harry. Llevaba una bola de Navidad atada a la punta de la cubretetera. —¿Puede Dobby darle el regalo a Harry Potter? —preguntó con timidez.—Claro que sí —contestó Harry—. Eh... yo también tengo algo para ti. Era mentira. No había comprado nada para Dobby, pero abrió rápidamente el baúl y sacó un par de calcetines enrollados y llenos de bolitas. Eran los más viejos y feos que tenía, de color amarillo mostaza, y habían pertenecido a tío Vernon. La razón de que tuvieran tantas bolitas era que Harry los usaba desde hacia más de un año para proteger el chivatoscopio. Lo desenvolvió y le entregó los calcetines a Dobby, diciendo: —Perdona, se me olvidó empaquetarlos. Pero Dobby estaba emocionado. —¡Los calcetines son lo que más le gusta a Dobby, señor! ¡Son sus —¡Harry, cómo no te diste cuenta de eso! —intervino Ron, sonriendo
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