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20 de outubro de 2019 às 13:32 14 views
Harry salió corriendo del comedor, antes de que nadie lo pudiera detener; y se dirigió al armario que había debajo de las escaleras. Por arte de magia, la puerta del armario se abrió de golpe cuando llegó ante ella. En unos segundos arrastró el baúl hasta la puerta de la casa. Subió las escaleras rápidamente, se echó bajo la cama, levantó la tabla suelta y sacó la funda de almohada llena de libros y regalos de cumpleaños. Salió de debajo de la cama, cogió la jaula vacía de Hedwig, bajó las escaleras corriendo y llegó al baúl en el instante en —¡VEN AQUÍ! —bramó—. ¡REGRESA Y ARREGLA LO QUE HAS Pero una rabia imprudente se había apoderado de Harry. Abrió el baúl de una patada, sacó la varita y apuntó con ella a tío Vernon. —Tía Marge se lo merecía —dijo Harry jadeando—. Se merecía lo que le ha pasado. No te acerques. Tentó a sus espaldas buscando el tirador de la puerta. —Me voy —añadió—. Ya he tenido bastante. Momentos después arrastraba el pesado baúl, con la jaula de Hedwig
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