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20 de janeiro de 2019 às 07:20 19 views —Buenas noches —dijo Harry a Hermione, volviéndose. Ella tenía la misma cara de enojo que Percy. Consiguieron alcanzar el otro extremo de la sala común, recibiendo palmadas en la espalda, y al fin llegaron a la tranquilidad de la escalera. La subieron deprisa, derechos hasta el final, hasta la puerta de su antiguo dormitorio, que ahora lucía un letrero que indicaba «Segundo curso». Penetraron en la estancia que ya conocían; tenía forma circular, con sus cinco camas adoseladas con terciopelo rojo y sus ventanas elevadas y estrechas. Les habían subido los baúles y los habían dejado a los pies de sus camas respectivas. Ron sonrió a Harry con una expresión de culpabilidad. —Sé que no tendría que haber disfrutado de este recibimiento, pero la verdad es que... La puerta del dormitorio se abrió y entraron los demás chicos del segundo curso de la casa Gryffindor: Seamus Finnigan, Dean Thomas y Neville Longbottom. —¡Increíble! —dijo Seamus sonriendo. —¡Formidable! —dijo Dean. —¡Alucinante! —dijo Neville, sobrecogido. Harry no pudo evitarlo. Él también sonrió. |
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